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24 de noviembre de 2014

Los Teixidor, embajadores bejaranos y el médico de Hemingway (4ª parte y final)


Autor: Óscar Rivadenyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid, 18/07/2014, nº 4.707, p. 4.

Terminábamos el último de nuestros artículos hablando de la relación entre los nietos de Luisa Rodríguez Yagüe (familia, como decíamos, de embajadores, intelectuales, artistas y científicos)  separados necesariamente por el desdoblamiento del país en las “dos Españas”, pero unidos en tales adversidades bélicas y pos-bélicas por los inquebrantables lazos de la sangre. 
 
El hijo díscolo, ideológicamente hablando, de doña Luisa, fue Ruperto Sánchez Rodríguez, bejarano de nacimiento que hizo sus estudios medios en Barcelona y universitarios en Salamanca, trasladándose a Madrid donde logró notoriedad como médico tocólogo. Su carácter izquierdista contrastaba con el resto de la familia, muy conservadora y pía, y sería heredado por sus hijos, los Sánchez Arcas, donde destacaban Manuel (ya mencionado), Ruperto (gran médico y escritor al que también hemos hecho referencia) junto con Asunción y María Luisa

Ruperto Sánchez Rodríguez. Foto sacada de Archivo Fotográfico y Documental de Béjar.

17 de noviembre de 2014

Los Teixidor, embajadores bejaranos y el médico de Hemingway (3ª parte)




Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid, 04/07/2014, nº 4.706, p. 12.


     Tras el final de la Segunda Guerra Mundial concluye la labor que como embajador encargado de negocios y ministro consejero ocupó a Juan Teixidor en el Vaticano. Con más de cincuenta años el diplomático bejarano continuaba su carrera en puestos de responsabilidad dentro de los gobiernos españoles de la posguerra. La labor de establecer relaciones entre nuestro país y las naciones europeas en tiempos de descrédito, recelos, desengaños y sospechas, no fue fácil para los representantes del régimen de Franco que durante los años cuarenta permanecía sumido en la autarquía y el aislamiento. Teixidor pudo sufrir en sus propias carnes la animadversión que los sectores más radicales sentían hacia la España del momento, como veremos a continuación. Sucedió en Génova en 1949, la ciudad italiana donde había sido destinado como cónsul tres años antes. Según nos relata Antonio Téllez Solá en la revista Polémica los dos años previos habían sido especialmente virulentos en España en lo que respecta a la lucha contra los guerrilleros y el maquis, con un gran número de bajas. Tiroteos, detenciones y consejos de guerra se sucedieron hasta sofocar casi por completo a un movimiento que aún albergaba esperanzas tras la victoria aliada en la guerra mundial. 

 Foto antigua de la Estación de Tren de Génova. 
Imagen extraída de aquí

      La muerte de guerrilleros españoles habría de tener una considerable repercusión en Europa, especialmente entre el ambiente anarquista italiano donde se produjeron numerosas muestras de protesta. Sin duda la más sonora se llevó a cabo en Génova y tuvo como objetivo atentar contra el cónsul español que, como hemos dicho, no era otro que nuestro protagonista Juan Teixidor. Según sigue relatando Téllez Solá, el 8 de noviembre de 1949 los anarquistas italianos De Lucci, Mancuso y Busico se presentaron en el consulado de España, en el número 3 de la Via Brigata Liguria. Los tres iban armados con pistolas y portaban una bomba alemana Sipel. Armas en mano tranquilizaron a los empleados del edificio diciéndoles que sólo les interesaba el cónsul y tras cortar las líneas telefónicas entraron en su despacho. Este estaba vacío. Luego se supo que Juan Teixidor no se encontraba allí porque acababa de desplazarse a una lujosa recepción de la naviera italiana en el bote Cante Biancamano.  Ante esta situación los anarquistas se desahogaron con un retrato del Jefe de Estado español, que hicieron trizas, y sustituyeron la bandera nacional y la falangista por una de la federación anarquista de Génova con el lema “Ni dios(sic) ni amo”. Finalmente prendieron fuego a los documentos del despacho, que acabaría destrozado tras arrojarle una granada. Los anarquistas huyeron entre el desconcierto de la situación; alguno de ellos llegó a pasar la frontera francesa, pero acabarían detenidos y juzgados[1]

3 de noviembre de 2014

Los Teixidor, embajadores bejaranos, y el médico de Hemingway (1ª Parte)


Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid,06/06/2014, 4.704, p. 4.


        El concepto de intelectualidad, o mejor dicho la capacidad de los individuos para desarrollar sus inquietudes creativas, artísticas o científicas (también la vocación política) estaban supeditadas, a principios del siglo XX a una procedencia familiar económicamente acomodada. Alguien ha definido al matrimonio formado por Luisa Rodríguez Yagüe y Ruperto Sánchez Gil, junto con su prolífica descendencia, como la familia más intelectual del Béjar de mediados del siglo pasado, y en este caso no sólo por su solvencia económica, que también, sino sobre todo por la brillantez de muchos de sus miembros. El matrimonio formado  por la hermana mimada de los Rodríguez Yagüe y por el juez bejarano simbolizaba a la perfección los valores clásicos de la burguesía de la época en nuestra ciudad: intensa religiosidad, filiación liberal, inversiones industriales, patrimonio agrario y una estética entre trasnochadamente romántica y prudentemente modernista


José Teixidor y Jugo
Fotografía cedida por los hermanos González de la Huebra