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17 de diciembre de 2018

El hermanamiento entre Béjar y Gibraleón a través de un linaje hidalgo de la Edad Moderna: los Pizarro (4ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: revista Cultural de Gibraleón nº18, diciembre de 2015.


     Como comentamos con anterioridad, Antonio Pizarro heredó a la muerte de su abuelo y de su tío, el mayorazgo o vínculo fundado por el primero, Francisco Pizarro y Pedraza. En él se incluían 1.734 ovejas, 281 corderas, 43 cabras y 20 chivas. Además se integró en su patrimonio, al menos en vida, el palacio del mayorazgo situado frente al desaparecido convento de las monjas dominicas de la Piedad

 El palacio de los Pizarro es el edificio de la izquierda del lienzo de soportales

      La edificación, de gran empaque, ocupa la mayor parte del lienzo norte de dicha plaza, otrora espacio presidido por el Palacio Nuevo de los duques, luego convento. A imitación de su señor y de las obras que se estaban llevando a cabo en esos momentos en la Plaza Mayor, con la edificación de los soportales que aún perviven, los Pizarro, Francisco Pizarro, el abuelo, y Antonio Pizarro, el nieto, costearán la construcción de un palacio, digno de su mayorazgo y linaje, con soportales, cuadra, bodega, patio cuadrangular y capilla particular

19 de noviembre de 2018

El hermanamiento entre Béjar y Gibraleón a través de un linaje hidalgo de la Edad Moderna: los Pizarro (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista Cultural de Gibraleón (Huelva) nº 17. Junio de 2015

       El apellido Pizarro resulta familiar a cualquier bejarano y no es la razón primordial que lo luzcan muchos paisanos en su carnet de identidad, no. Con el nombre de Pizarro se han bautizado a unos soportales situados en la antigua plaza del convento de monjas dominicas de la Piedad, fundado por los duques de Béjar a finales del siglo XVI en el antiguo Palacio Nuevo, hoy desaparecido. En el devenir cotidiano, en el transcurrir lento de las estaciones, cientos de bejaranos lo recorren arriba y abajo a lo largo de la calle Mayor, el eje principal que comunica el antiguo centro neurálgico de la villa, la plaza Mayor, y el moderno, La Corredera con su Parque Municipal a su vera. 

 Portales de Pizarro

       Pocos de ellos, sin embargo, saben que están pasando a la sombra de una antigua casa de mayorazgo que nada tiene que ver con el conquistador extremeño Francisco Pizarro y mucho con un linaje que vivió generación tras generación al servicio de la Casa de Zúñiga, entre Herrera, Belalcázar, Burguillos y sobre todo Gibraleón y Béjar. 

20 de junio de 2009

El canónigo de Plasencia Bartolomé López Dávila


Autora: Mª del Carmen Cascón Matas.
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.538. 6 de Marzo de 2009

Pero vayamos a lo más interesante. Como hemos comentamos en el anterior artículo, Juan Núñez Burgalés de Prado, Contador Mayor del Duque de Béjar, estaba casado con Isabel López Dávila de familia igualmente hidalga. Y aquí viene la relación entre ambos personajes, Juan Núñez y Bartolomé López Dávila, pues hemos encontrado evidencias de que el Canónigo enterrado en la iglesia de San Juan Bautista era hijo de doña Isabel, quizás fruto de un matrimonio anterior. En un libro de fábrica de El Salvador queda escrito 4 Reales para la fiesta (que por cierto se hacía en la octava del Corpus) y misa que se hace por la mujer de Juan Nuñez que paga el Canonigo Bartolome Lopez, su hijo. Bartolomé tomó el apellido materno, López Dávila, en una época en la que, por otra parte, se consideraba práctica corriente trocarlos de orden. Como no hemos hallado aún su partida de bautismo, desconocemos el nombre de su padre. Lo que sí tenemos claro es que a la muerte de su padrastro Juan Núñez en 1604, Bartolomé no hereda el mayorazgo, sino un hermano de su padrastro llamado Antonio.


Vista parcial del sepulcro del Canónigo Bartolomé López Dávila
Iglesia de San Juan Bautista. Béjar.


Ante la ausencia de datos que lo confirmen, no sabemos el lugar de nacimiento de Bartolomé López Dávila, aunque residió en Béjar durante muchos años y mantuvo por ella un cariño especial a lo largo de su vida. A edad temprana se le destinó al clero, quizás por el impedimento de heredar el mayorazgo de su padrastro, y en 1598, finalizados ya sus estudios eclesiásticos, probablemente en Plasencia, se encuentra de vuelta en nuestra Villa. En esa fecha se le documenta como clérigo beneficiado de San Juan Bautista y capellán de la memoria de misas de su padrastro Juan Núñez con sede en la iglesia de El Salvador, cargos que le reportaban el sustento necesario para sobrevivir holgadamente.

Al fin y al cabo todo quedaba en la familia.Bartolomé, ávido de posicionarse en los altos cargos eclesiales, proceso natural entre los presbíteros pertenecientes a familias hidalgas, ascendió dentro de la pirámide del obispado placentino hasta ostentar los cargos de Canónigo y Visitador General. Hombre interesado por las artes, disfrutaría recorriendo las parroquias, instando a mejorar los hábitos de párrocos y feligreses, inspeccionando la transparencia en las anotaciones de los libros de cuentas, la correcta disposición de los bienes o manteniendo una cierta decencia y orden en las iglesias, conventos y edificios religiosos en general. En su mano se hallaba desde ordenar y dar permiso para comenzar obras hasta comprar un cáliz, una casulla o enmendar las actitudes relajadas de ciertos párrocos.

Retrato de don Cristóbal Suárez de Ribera de Velázquez.
Museo de Bellas Artes de Sevilla.
La pose e incluso los rasgos físicos de este personaje
se dan un aire a los de nuestros Canónigo...

Todo ello le hace ser considerado personaje clave para lograr entender las obras de remodelación de los templos bejaranos, en ebullición desde mediados del siglo XVI. Además no actúa como mero testigo, sino como un emisario entre el obispado y Béjar y, a título personal, como mecenas. Se documenta a don Bartolomé recorriendo las iglesias de la Villa y Tierra al menos dos o tres veces al año, estampandosu compleja firma al final de los informes de visita. Nos imaginamos al regordete eclesiástico subido a lomos de una mula o caballo, recorriendo los pueblos uno a uno, en largas jornadas, para inspeccionar el alzamiento de un campanario aquí, el arreglo de una bóveda resquebrajada allá, sabiendo lo que era necesario en cada momento. En su ardua tarea le acompaña Juan López Dávila, sobrino de Bartolomé, y que, con el tiempo, llegaría a heredar sus cargos.


Del buen desempeño de su labor y especial aprecio por Béjar destacaremos sólo dos ejemplos. En 1622 Bartolomé da licencia para la construcción del coro bajo y del segundo tramo de la torre campanario de la iglesia de El Salvador de Béjar, para las que se elige como maestro cantero a Pedro Hernández de Cogollos. En 1627 el Canónigo decidió asentar una comunidad de Carmelitas Descalzos para que se ocuparan de la ermita del Castañar, pero debió de encontrar alguna dificultad para ello, por lo que tomó finalmente la resolución de construir una hospedería y fundar dos capellanías, según datos extraídos de don Juan Muñoz.


En 1630 (fecha que puede leerse dentro de una cartela situada sobre la cornisa que remata el lucillo), concluidas las obras de construcción de su sepulcro en la iglesia de San Juan Bautista, en la que quiso ser enterrado por ser clérigo beneficiado, ordena esculpir sobre el duro granito, por encima de su estatua orante, en un friso, para mayor gloria suya:

LA DOTACION DE ESTE ENTIERRO SE PAGO PARA LA OBRA DEL CORO Y DORAR LA CUSTODIA. AÑO 1639.

Diez años más tarde, al final de sus días y recopilando otras labores de mecenazgo, incluyó una inscripción esculpida sobre pizarra negra situada bajo su estatua orante:

EL LICENCIADO BARTOLOME LOPEZ DAVILA CANONIGO DE PLASENCIA, BENEFICIADO EN ESTA IGLESIA DOTO ESTE ENTIERRO Y 3 SEPULTURAS AL PIE PARA SUS DEUDOS. HIZO A SU COSTA EL ALTAR DEL SANTISIMO CRISTO. MANDO LA LAMPARA DE PLATA CON DOTACION PERPETUA PARA ACEITE. DEJO OTRAS MEMORIAS Y CAPELLANIAS EN ESTA IGLESIA. AÑO 1649.

El sepulcro es de una labor inmejorable, a imagen y semejanza de los reales de El Escorial, y similar al de su padrastro Juan Núñez y su madre Isabel López Dávila en El Salvador, aunque más grandioso. El Cristo al que mira la estatua ha desaparecido, destruido por los franceses durante la Guerra de Independencia. La misma suerte habría corrido don Bartolomé si su estatua orante no hubiese sido esculpida en duro granito.

Interior de la iglesia de San Juan Bautista. Béjar

Los altares labrados en piedra de la iglesia de San Juan Bautista se alzaron en memoria de los López Dávila: el entierro y altar de la izquierda gracias al mecenazgo del Canónigo don Bartolomé y el de la derecha al de su sobrino el también Canónigo don Juan. Sin embargo, me gustaría pasar por alto la labor en pro del arte de ambos, no por desidia, sino porque merece ser tratada en un artículo específico que esperamos publicar en breve.

La vida de don Bartolomé puede deparar muchas sorpresas, pero mientras tanto continúa ahí, orando a un Cristo desaparecido, su nombre se ha diluido con el paso del tiempo, nadie le recuerda, se desconoce su labor de mecenazgo, su sepulcro se ha descolorido, su escudo ya no representa nada, no es don Bartolomé es San Torreznito y, si aún permanece en su sitio, se debe más a costumbre y peso, que a respeto. Con todo, y a pesar de los siglos y el olvido, la dura y fría lápida aún susurra su historia.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES

-Libro de fábrica de la iglesia de El Salvador nº 1 (1573- 1620) y nº 2 (1621- 1705) consultados para el caso de las obras de la iglesia y la capellanía de Juan Núñez.
-Libro de la Cofradía de San Albín, depositado en el archivo de la parroquia de Santa María.
-Documentos sueltos de los archivos de las parroquias de Santa María la Mayor y El Salvador de Béjar
-Libro de fábrica de la iglesia parroquial de San Bartolomé, de Navalmoral de Béjar (MUÑOZ DOMÍNGUEZ, José “Naturaleza versus artificio. El monte, “El Bosque “ y otros jardines bejaranos del siglo XVIen DOMÍNGUEZ GARRIDO, U Y MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J (coords) en “El Bosque” de Béjar y las Villas de recreo en el Renacimiento. Béjar, 1997. Págs. 48-93.
MUÑOZ GARCÍA, Juan: “Historia de la Santísima Virgen del Castañar, Excelsa Patrona de Béjar y su comarca”, Ofrenda a la Santísima Virgen del Castañar, vol. 1, Prensa Española, Madrid, 1963, pp. 129-304.